Tengo hambre profe.

El tiempo pasaba, los viajeros del curso estaban hambrientos, el caminar y el mantenerse activos desde tan temprano causo la peor de las consecuencias, VACIAR a cardemil, cosa que la gran mayoría no vio, por que estaba sentado en una punta, al lado del profe, a la izquierda de nacho, al frente de rana y mió, estábamos en el mercado de degustación de lota, llegamos mojados hasta los dedos del pie, goteábamos como verdaderas canaletas, pero aún así el hambre y el frió no extinguían los brincos que con tanto ahínco nos impulsaban a la mesa, y la libre decisión de que comer motivó varios a aventurarse con platos extravagantes como bistec y otros, y la ausencia de padres, motivo la sublevación de otros, al llevar a sus labios, copitas tan ínfimas que no se alcanzaba a distinguir, el ponche de erizo causo controversia y embriagues, no en el sentido estricto de la palabra, pero imagina.
Por primera vez veo a todos con quienes vivo hace tantos años, convivir juntos sin importar que carajo pasaba en la sala, las emociones de unión no se hicieron esperar y todos cantaban y se burlaban de las situaciones y rescataban esas horas, aquellas horas que a todos por igual unieron, como nunca, todos en el mismo destino.
Paso el frió, paso de todo, hasta hubo un casi incendio (grande juaco) al lado de la pantalla lcd que estaba sujeta a la pared en el lugar, ya los estómagos estaban satisfechos, menos el de cardemil, y algunos caminaron al lado de una estufa, para algo secarse.